Parados frente a frente, casi cerca se veían muy distintos y tan lejos. A ella que lloraba, le crecían alas. A él que no podía estar, se le desarmaban. La tarde terminaba entre rutas humanas. Ella abrió las alas y salió volando. Y él se quedó inmóvil entre sus plumas.
3 comentarios:
Me ha encantado es precioso
Es precioso ^^
Lo precioso está en los ojos de quien mira. Namasté.
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